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Yan Marcos, un maestro tenaz y dedicado a pesar de su condición física

SANTIAGO. –Entrar a un aula como docente por primera vez fue un gran reto. Yan Marcos Rodríguez recuerda la primera reacción de aquel grupo de estudiantes que, a juzgar por sus miradas, dudaron de que alguien desde una silla de ruedas pudiera ser su maestro.

Yan Marcos, aquejado de «Neo fibromatosis tipo I», un trastorno genético en el que se forman tumores en el tejido nervioso, entre otras complicaciones, ha realizado múltiples estudios, entre ellos una maestría en Gestión de Centros y otra en Tecnología Educativa. Se considera un hombre bendecido, no solo por su fortaleza, sino por los dones y capacidades que asegura ha recibido del Todopoderoso, sobre todo el don de la enseñanza. «Soy de esos maestros que da hasta lo último a favor de sus estudiantes», asegura.

Con su ejemplo ha demostrado que los límites solo existen en la imaginación. En un día de trabajo normal, el maestro sale de su hogar en su silla de ruedas, con la bendición de sus padres, con el corazón rebosante de entusiasmo y un bulto repleto de planes, los cuales comparte con unos estudiantes dispuestos a colaborar con su mentor y consejero.

La alegría, agradecimiento y disposición describen a un joven que a pesar de nacer con una condición de salud que poco a poco impidió su movilidad, jamás se ha detenido en la búsqueda del saber. Desde temprana edad se inició como tutor en una sala de tareas, actividad que más adelante le llevó a tomar la decisión de ser maestro, profesión que le ha permitido destacarse y recibir varios reconocimientos por labor.

Rodríguez imparte las asignaturas Ciencias de la Naturaleza y Francés en el Centro educativo Maximiliano Antonio Estrella, del distrito 08-03. Recientemente obtuvo el primer lugar a nivel nacional por sus prácticas innovadoras presentadas en el Programa de Inducción a los Docentes de Nuevo Ingreso que desarrolla el Instituto Nacional de Formación y Capacitación al Magisterio (INAFOCAM).

 La neofribromatosis habrá impedido que Yan Marcos pueda usar sus piernas para trasladarse, o que su cuerpo pueda sostenerse por sí solo, pero jamás ha logrado detener el deseo incansable de luchar por sus objetivos, transferir sus conocimientos a través de la docencia y ser un joven de valor para su familia y la comunidad.

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