Sureste de EEUU bajo amenaza de inundaciones por paso de Florence
Campos inundados, ríos crecidos y rutas cortadas: una parte del sudeste de Estados Unidos permanece este domingo bajo las aguas tras el paso del huracán Florence, que ha dejado al menos 15 de muertos y daños por miles de millones de dólares.
Aunque la tormenta pasó a una categoría de «depresión tropical» el domingo, las ráfagas de viento y las lluvias torrenciales que cayeron desde el viernes sobre las cuencas fluviales ya saturadas en Carolina del Sur y Carolina del Norte, podrían traer más muerte y destrucción, según las autoridades.
En Carolina del Norte murieron diez personas y cinco en Carolina del Sur, según los respectivos balances oficiales.
Los servicios de rescate permanecían alertas en Grifton, una pequeña localidad de Carolina del Norte -el estado más afectado-, amenazada por los crecientes niveles de agua en un arroyo cercano y en el río Neuse.
«Mucha gente ya ha evacuado», dijo Denise Harper, residente del lugar. «Es preocupante ver el agua subir lentamente».
«Aún tenemos algunos días por delante», advirtió el domingo el jefe de la Agencia Federal de Servicios de Emergencia a la CNN Brock Long, que aseguró también que en el centro y el oeste de Carolina del Norte y Virginia no se han terminado las duras condiciones climatológicas.
Long llamó a los ciudadanos a estar alertas ante las advertencias oficiales de lo que ahora era considerado un «evento de inundaciones».
«Estamos esperando muchos daños», señaló, y agregó que las presas podrían verse amenazadas por el aumento del nivel del agua.
El jefe de bomberos de Grifton, Justin Johnson, pronosticó para el miércoles la peor inundación del río Neuse.
«Las personas que sufrieron el huracán Matthew (en 2016) saben a qué se atienen», dijo a la AFP.
La lluvia continuó cayendo el domingo por la mañana en el condado de Pitt, Carolina del Norte. Las inundaciones localizadas seguían afectando el área, que desde el viernes presenta un cielo oscuro y bajo, y campos agrícolas anegados.
– «Miles de millones de dólares» –
«Lo que más me preocupa son las comunidades aisladas, las personas que están atrapadas en sus hogares y que pueden no tener acceso a medicamentos o servicios de emergencia», explicó Long.
«Todavía no hemos visto lo peor de las inundaciones», advirtió el almirante Karl Schultz, que supervisa las operaciones de la Guardia Costera. La situación «podría ser aún más catastrófica» a partir del lunes, añadió.
El pequeño pueblo de Pollocksville, en Carolina del Norte, quedó cortado en dos la tarde del domingo, cuando el río Trent se desbordó. Una treintena de personas fueron evacuadas.
Cuando la lluvia venía de cesar tras caer de manera continua desde que el huracán golpeó la costa atlántica de Estados Unidos el viernes, Logan Sosebee salió en su kayak para llevar víveres al otro lado del río desbordado.
«Aún no tenemos ni agua ni electricidad, así que estoy feliz de poder ayudar si puedo, y no hay nada más que hacer», dijo a la AFP. «Pero la corriente está muy fuerte, el agua subió 3 o 4 metros y se supone que debe seguir subiendo por algunos días», señaló.
Aunque está acostumbrado a las inclemencias del clima, admitió que «nunca se había inundado así, aparte del huracán Floyd en 1999».
El gobernador de Carolina del Norte, Roy Cooper, instó el sábado a los evacuados a no intentar regresar a sus hogares por el peligro que representan las numerosas carreteras que aún están inundadas. Las autoridades también han emitido órdenes de evacuación en varios condados del estado por el riesgo de inundaciones.
Unos 2.800 miembros de la Guardia Nacional de Carolina del Norte colaboran activamente en las tareas de rescate el domingo, mientras que otros 1.000 permanecen a disponibilidad, en espera.
El presidente Donald Trump saludó a «los rescatistas y fuerzas del orden que «trabajan muy duro» para ayudar a la población.
Según el senador de Carolina del Norte, Thom Tillis, la policía arrestó a varias personas que se negaron a abandonar las zonas de riesgo.
«Si vive en una zona de riesgo, debe partir», advirtió igualmente el gobernador de Carolina del Sur, Henry McMaster.
Tillis advirtió que la recuperación será larga y costosa.
El sector agrícola, la mayor industria de Carolina del Norte, ha sido «golpeado duramente» por Florence, se lamentó. «Tendremos que estimar los daños en los cultivos (…) en términos de impacto económico para la reconstrucción, estamos hablando de miles de millones de dólares».
En la costa de Carolina del Sur, la localidad de Myrtle Beach trataba de volver a la normalidad. Victor Shamah, propietario del bar Bowery, decidió abrir porque «la gente quiere comer, beber y no había nada».
Por: AFP