Nikola Jokic: un pasador sin igual
Al Hecho. | Ni mejor ni peor. Diferente. Hacia esa afirmación camina la NBA de hoy. Un modelo y forma de entender el juego renovada y con el tiro de tres en negrita en el membrete, y una afición (sobre todo el ala más veterana) que no termina de acostumbrase a su apabullante presencia y poder catalizador.
Entre las principales bazas para atacar este uso (y abuso) del triple, está la melancolía basada en el desuso en que está cayendo el big men tradicional: durante décadas y décadas, el buque insignia del baloncesto en Norteamérica. Bill Russell, George Mikan, Wilt Chamberlain, Wes Unseld, Moses Malone, Kareem Abdul-Jabbar, Hakeem Olajuwon, Shaquille O’Neal, Tim Duncan… pívots capaces de hacer girar toda la pizarra –la propia y la del rival– en torno a sus anchas espaldas. Esto se acabó.
El juego al poste pasa de fundamental a residual. Los pívots se alejan de la pintura y educan a marchas forzadas sus muñecas. Nacidas para machacar, se ven ahora esclavizadas; sometidas a rutinas de corte atípico por la mole que las sustenta. El ladrillo a tabla y el gancho sutil ven ahora desplazado sus tiempos de ensayo por el virus que todo lo abarca: horas y horas, carros y carros de lanzamientos largos y arqueados que cuando besan la red por dentro… suman tres.
Y en medio de este vórtice pero ajeno a él al mismo tiempo… rompedor, zahorí y profeta, Nikola Jokic. Un center robusto y pesado como los antiguos; fino y técnico como los que demanda la modernidad; duro y suave como los quiere Leslie Grace y como puntilla para demostrar que agitadores de la rima como Jay-Z, Drake y Kendrik Lamar, se le quedan cortos y virtualmente anticuados.
Antecedentes
Es Nikola Jokic. Un pívot que anota (20,2), que rebotea (7,3), que roba (1,3), que no tapona (0,7… ya dijimos, robusto y pesado) y que, he aquí el quid, asiste como absolutamente nadie, en su posición y con sus características, ha hecho antes.
7,4 pases de canasta de promedio esta temporada a falta de tres partidos para cerrar, y en un abanico generador y facilitador de una amplitud tal, que si tuviera a mano el DeLorean de Marty lo mandaba directo a los Kings del 2001. LO-NUN-CA-VIS-TO.
La historia, en dinámica de hombres altos, de pívots y ala-pívots, de los que rozan o superan los siete pies, nos ha dejado una ristra (tampoco demasiado larga) de insólito gen pasador y distribuidor.
Sin seguir una cronología exacta, es imposible no mencionar en dicha lista a los ‘Billes’ (Russell y Walton), Wilt Chamberlain, Arvydas Sabonis, Brad Daugherty, Vlade Divac, Chris Webber y, como símbolos más recientes, Pau Gasol o Kevin Garnett.
Precisamente tomando como ejemplo a este último, un jugador de veintiuna temporadas en la NBA y que ha vivido y sufrido en carne propia este salto evolutivo en el juego (quizás perdiéndose la mascletà que arrancó tres años atrás), The Big Ticket tuvo como su mejor campaña pasadora la 2002/03, con la barbaridad de 6 asistencias por encuentro.
Si nos vamos al ‘Player Index’ de Basketball-Reference y añadimos filtros que nos acoten a aquellos big men que en algún momento de la historia (ya sea NBA o ABA) hayan promediado seis asistencias (o más) por encuentro en fase regular, la lista se reduce (además de la de KD21) a lo siguiente.
- Wilt Chamberlain 67/68: 8,6 asistencias en 48,6 minutos.
- Wilt Chamberlain 68/69: 7,8 asistencias en 45,5 minutos.
- Maurice Stokes 57/58: 6,4 asistencias en 39 minutos.
- Boris Diaw 2005/06: 6,2 asistencias en 35,5 minutos.
- Detlef Schrempf 92/93: 6 asistencias en 37,8 minutos.
Esto, como vemos, bajo el paraguas del ‘per game’. Resulta que nuestro protagonista, Jokic, las 7,4 asistencias de este curso las reparte en (leedlo bien)… ¡sólo 31,4 minutos!
Si trazamos la horizontal de los 36 minutos, nos queda un Jokic dominando la clasificación con 8,5 asistencias de promedio, y con Sam Lacey (6,9 en la 1979/80) como el segundo y a varios cuerpos de ventaja.
Y si alguno cree que el pace es importante (que lo es) y una variable que no debe ser ignorada, a 100 posesiones los demás tampoco evitan la paliza. 11,5 pases de canasta del serbio por las 9,6 del otro serbio (Divac, 2003/04).
Adelantado a su tiempo
En una liga cada vez más aposicional en la que ya no sólo son los bases tradicionales(point guards) los que más asisten, y en la que escoltas (Harden), aleros (LeBron), ala-pívots (Green) y tíos de 2,08 emulan a Magic desde el puesto de ‘1’ (Simmons), Jokic sobresale como el caso más disonante, precoz y paradigmático de todos.
Giannis Antetokounmpo (5,9) Draymond Green (6,9) y Blake Griffin (5,4) son los PF que, debido a sus cualidades atléticas, cognitivas o instintivas (o una amalgama de todas ellas) y favorecidas por el sistema de juego que implementan sus equipos, más despuntan en esta faceta pasadora.
Jokic, ‘5’ puro donde los haya y cuyas virtudes consiguen hacerse notar, sea cuál sea el sistema que disponga Mike Malone o el crucigrama defensivo de su adversario para frenarlo, alcanza estas cifras que no conocen parangón por un motivo muy simple. Porque es muy, pero que muy bueno.
En una NBA donde los centers se involucran cada vez más en la circulación, abarcan más zonas del rectángulo y diversifican más sus recursos –tanto anotadores como pasadores–, nadie ni se acerca a lo que, como rutina, destila cada noche el pívot de los Denver Nuggets. Su IQ, su técnica y su descaro, en casi cien años de baloncesto, no conocen rival.
Un Pete Maravich de 2,13 en cuyo arsenal, los pases sin mirar o por la espalda, los de quaterback y en alley-oop, son marca de la casa; pero que tampoco hace ascos a acciones menos vistosas e igual de efectivas en términos ofensivos como el handoff(Gary Harris como socio habitual).
La pregunta
576 asistencias esta RS y con algunas más todavía por sumar. Con las que ya tiene, tercer mejor registro de todos los tiempos (siempre el monstruo Wilt, con 702 como plusmarca).
Sólo son cuatro temporadas, cierto, pero la pregunta está (inevitablemente) ya sobre la mesa. ¿Es Nikola Jokic el mejor big man pasador de la historia?