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Los Clippers remontan 31 puntos a los Warriors en cuarto y medio y conquistan Oakland

Al Hecho. | Puede quedar en una anécdota, en un aviso. O puede ser algo más. Pero lo cierto es que si el sábado los  fueron los únicos que cumplieron con su papel de locales y de favoritos y doblegaron a los  en casa, este lunes han patinado de manera descomunal. Acaba de terminar el partido en Oakland y muchos debemos frotarnos los ojos ante los visto. Los  han empatado la serie de playoffs tras ganar a domicilio a Golden State, en un partido épico de los angelinos, que pase lo que pase ya quedará para la historia reciente de la NBA (131-135). Porque su remontada, el enjugar una desventaja de 31 puntos, es el mayor hito que se ha visto en una pelea por el anillo. Es ya la mayor remontada de la historia de la NBA en unos playoffs.

Qué equipo son estos Clippers, capaces de callar bocas durante todo el curso en el Oeste, capaces de entrar en las eliminatorias por el anillo cuando muchos pronósticos les daban 30-35 victorias y capaces, otra vez, de tirar los pronósticos por tierra en la primera ronda de playoffs del Oeste. Porque se podía esperar que los Warriors cedieran un duelo, que no barrieran 4-0 en la serie, pero la sorpresa es mayor no solo por ver a los de Doc Rivers triunfar a domicilio y poner el 1-1 en la serie, sino por la forma de hacerlo. Lo contamos.

Un 2+1 de Kevin Durant a falta de 7 minutos y 32 segundos para que acabara el tercer cuarto ponía el 94-63 en el electrónico a favor de los chicos de Steve Kerr, que caminaban impasibles hacia el 2-0, todo según lo pronóstico. En ese momento del duelo, los 31 puntos de diferencia eran la máxima vivida en el partido. Y desde ese momento, todo cambió. Poco a poco, como si los de Rivers enseñaran el sendero de la que iban a liar, perdonen la expresión, en el cuarto final. Cerraron el tercer asalto con un 108-94 en contra, lejos todavía del rival los Clippers, pero medio trabajo realizado. A estas alturas, todavía parecía imposible lo que íbamos a ver. Pero fue.

El último cuarto representó todo el pundonor posible de creer en una idea, en la de los Clippers, siempre a la sombra de su hermano mayor los Lakers, pero capaces en la presente campaña y en las recientes campañas de alzar la cabeza y demostrar cosas. Muchas cosas. Fueron capaces de seguir picando piedra para completar una remontada antológica, con un parcial de 23-41 en los 12 minutos finales que dejó boquiabierta a la Oakland que dirá adiós cuando acabe el curso a los Warriors.

El triple de Shamet

“Este vestuario nunca se rinde”. Palabras de Montrezl Harrell, que entró en ese escenario del último cuarto con 9 puntos y salió del partido con 25. Lou Williams, máximo anotador de la contienda con 36 puntos y dos canastas claves en el último minuto para decantar la balanza a favor de los visitantes y  fueron las otras caras destacadas de unos Clippers donde sería injusto individualizar en exceso, porque fue un éxito de todos. Pero es necesario poner el foco en estos nombres y sobre todo en Shamet, ya suya fue la rúbrica del partido.

Con 131-130 a favor de Golden State, embocó un triple liberado para poner por delante definitivamente a los suyos. Un liderato en el marcador corto, de pocos segundos, pero suficiente para la victoria, que era lo que importaba. Porque luego Stephen Curry (29 puntos), marró el triple que podría haber dejado la remontada de los Clippers en un mal viaje sin consecuencias, y Harrell sentenció desde el tiro libre. Estos son los playoffs. No perdonan ni a los Warriors. Tomen nota.

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