Los Clippers asaltan el Oracle y fuerzan el sexto partido
Al Hecho. | Contra todo pronóstico, los Houston Rockets tendrán que esperar un par de noches para conocer a su rival en al siguiente ronda de playoffs. Así lo quisieron los Clippers, que evitaron la eliminación tras imponerse por 121-129 a Golden State en Oakland e hicieron que la serie vuelva al Staples para la disputa del sexto partido. Dicho encuentro, con el que muy pocos contaban, tendrá lugar en la madrugada del viernes al sábado, momento en que veremos si los Warriors son capaces de responder de la manera en que lo hicieron en el Game 3.
Esta victoria es la segunda para los de Doc Rivers en el Oracle Arena en esta eliminatoria, algo que ningún equipo había logrado desde la llegada de Kevin Durant a la Bahía. De hecho, solo los Houston Rockets habían conseguido vencer a estos Warriors a domicilio en las dos últimas temporadas. La última vez que cedieron dos derrotas en casa en una serie fue ante los Cavs en 2016, eliminatoria en la que dejaron escapar un 3-1 de ventaja.
Los de los angelinos, además, no son dos triunfos cualesquiera. Si en el segundo partido firmaron una remontada para la historia de la Liga, hoy fueron capaces de sobrevivir a la versión más asesina de KD.
El mejor Durant no es suficiente
Con 45 puntos, Kevin Durant se alzó de forma indiscutible como el mejor jugador del choque. El alero, muy eficaz tanto en sus lanzamientos (14/26) como en el cuidado de balón (solo una pérdida), fue prácticamente el único responsable de que los locales llegaran con vida a los compases finales, pues su irrupción cuando los visitantes colocaron el 66-81 evitó que el encuentro se rompiera en el tercer cuarto. De hecho, fue autor de la canasta que dio a Golden State su única ventaja en la segunda parte (118-117), pero lo que vendría después sería una fuerza incontrolable.
No es exagerado calificar a esta como la mejor versión de Durant, pues sus 45 puntos son su nuevo récord personal en un partido de postemporada. Su mejor marca hasta hoy eran los 43 que logró en Cleveland en el tercer duelo de las Finales de 2018, actuación que será sin duda más recordada que esta. Si aquel choque sirvió para sentenciar un anillo, este solo ha servido para arrojar más dudas sobre el proyecto.
El ex de OKC estuvo bien secundado por los 24 puntos de Stephen Curry, quien lanzó menos de lo habitual (solo 5 triples, anotó 4), y los 22 de Klay Thompson, pero la ayuda acabó ahí. Nadie más en los Warriors fue capaz de superar los 7 puntos, lo que denotó un importante problema de profundidad.
Siempre Lou
Y si de algo van sobrados los Clippers es de profundidad. Hasta cinco jugadores angelinos alcanzaron los 15 puntos, todos ellos con una contribución vital. JaMychal Green logró 15 tantos con un 3/6 en triples; Patrick Beverley, autor de 17 puntos, capturó ni más ni menos que 14 rebotes; Danilo Gallinari no falló a su cita con el aro y terminó con 26 unidades en su casillero; y Montrezl Harrell, exultante, brilló en cada faceta del juego y se fue hasta los 24 tantos… Pero todos ellos quedaron eclipsados por una sola figura. La de siempre.
Qué decir ya de Lou Williams que no se sepa. Darle un balón en el clutch es sinónimo de que las cosas van a ir bien, y en eso confiaron los visitantes para llevarse el partido. Cuando Durant puso el 118-117 en el marcador y el cierre de la serie parecía más próximo que nunca, los angelinos miraron al escolta y confiaron en que su magia apareciera.
¿El resultado? 8 puntos anotados de manera consecutiva para llevar el 118-125 al electrónico a falta de un minuto y medio y dejar el choque visto para sentencia. Williams acabó con 33 tantos y 10 asistencias en su haber, y se encargó de convertir en tragedia una noche en la que el Oracle esperaba celebrar el pase, en la que debían quitarse de encima el primer obstáculo y poner la mente ya en los Rockets… “Pero hoy no es ese día”.
El día puede llegar el próximo viernes, pero la incertidumbre vuelve a estar ahí. Parece descabellado que estos Clippers puedan seguir alargando esta serie, pero llegados a este punto, en el que nadie pensó que nos encontraríamos, resulta imposible negarles la ilusión de volver al Oracle para jugar un séptimo partido. El día que miremos con perspectiva la temporada de este equipo nos empezaremos a dar cuenta del sinsentido que es que hayan logrado seguir vivos a estas alturas. De momento, solo queda seguir quitándose el sombrero ante Rivers y sus chicos.