Joel Embiid tiene el MVP entre sus objetivos
Al Hecho. | ¿Puede ser Joel Embiid MVP? Hay pocas dudas. Un jugador de su altura, con su agilidad, con capacidad para anotar desde cualquier sitio y que intimida bajo su propia canasta… Llegar a ser el mejor de una temporada está a su alcance. Sin ir más lejos, el año pasado promedió 27,5 puntos, 13,6 rebotes, 3,7 asistencias y 1,9 tapones; números a los que si acompaña con una gran campaña en lo colectivo puede colocarle entre los favoritos para lograr tan prestigioso galardón. Y es justo ahí donde pone el pívot su meta. Su rendimiento sobre la pista es fantástico, pero lograr que eso se traslade a ser los mejores de la Conferencia Este es la verdadera meta.
Con ese objetivo en mente, Embiid en consciente de que cuidar la carga de trabajo es indispensable. A ese respecto, el center cree que la temporada pasada empezó jugando demasiados minutos, algo que para la que se acerca cambiará tras haber dialogado con el entrenador, Brett Brown, y el general manager, Elton Brand.
“El año pasado comencé demasiado fuerte jugando 35-36 minutos por noche. Luego, empecé a reducir la velocidad. Este año no lo iniciaremos con restricción de minutos, pero sí con el número correcto, quizás 30-31 minutos para a medida que avanza la temporada ir aumentando la carga. Es difícil equilibrarlo y ser competitivo. Quiero estar con los compañeros todos los días, pero puedes ganar el MVP jugando 70 partidos”, recalca haciendo de nuevo mención al premio.
La decepción pasada
La temporada 2018-19 acabó con una enorme decepción para Joel Embiid. Con todos mirando, Kawhi Leonard anotó aquel tiro de los cuatro toques en el aro y las lágrimas del pívot de Philadelphia 76ers saltaron. Concluía así una campaña en la que los de Pensilvania se habían ganado el cartel de aspirantes al anillo.
Ahora llega una nueva oportunidad. Sin Jimmy Butler ni J.J. Redick pero con Al Horford, Embiid quiere asegurarse de que esta vez no será su equipo el que muerda el polvo, ya que no quiere volver a tener la sensación de haber fallado a sus compañeros. “Recuerdo haber pensado que decepcioné a mi equipo. No se pueden controlar las lesiones y las enfermedades. Obviamente mi rodilla me estuvo molestando durante la segunda mitad de la temporada y los playoffs, pero yo solo pensaba en qué podía hacer para no dejar solos a mis compañeros y al equipo; o directamente a toda la ciudad. Eso me ha hecho mejorar mi cuerpo. He estado trabajando en cosas que nunca antes presté atención y todo ha ido muy bien en verano”, concluye.