Choque de generaciones en los presidenciables
Al Hecho, Santo Domingo. | La mayoría de aspirantes a la Presidencia de la República son sexagenarios, a pesar del empuje de una camada de jóvenes que viene abriéndose paso en las labores políticas.
Esto a propósito de que la Iglesia Católica, en un mensaje con ocasión del 175 aniversario de la Independencia Nacional que emitió la Conferencia del Episcopado Dominicano (CED), considera que la buena política promueve la participación de los jóvenes y la confianza en el otro, y critica la escasa representación que tiene la juventud en los estamentos del Estado.
Cita que de los diputados, los jóvenes entre 25 y 34 años son el 2.6%, los electos a alcaldías el 4.4%, y a regidurías el 9.3%, mientras que el desempleo juvenil ronda el 31%, además de que el grupo de jóvenes que ni trabajan ni estudian, los ‘ninis’, era el 22.5% en 2015.
“Es necesario tomar en cuenta a nuestros jóvenes en el campo político y en el mundo laboral, promoviendo iniciativas para el emprendedurismo, más aún, dándoles oportunidad para saberse valorados por todos”, puntualizan los obispos en su mensaje.
A partir de la promulgación de la vigente Constitución de la República, la edad mínima para ser presidente de la nación es de 30 años, cinco menos que la anterior, que era de 35.
Edad de aspirantes
El expresidente de la República Hipólito Mejía (2000-2004) es el más longevo de los aspirantes, con 77 años de edad. Aspira a volver a la presidencia de la nación a través del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Le sigue el aspirante presidencial y miembro del Comité Político del Partido de la Liberación Dominicana ( PLD), Temístocles Montás, con 70 años.
El actual presidente, Danilo Medina, impedido por la Constitución de volver aspirar, pero sus seguidores lo aupan, tiene 67 años, uno menos que su compañero de partido, Radhamés Segura, y el presidente del Partido Revolucionario Dominicano (PRD), Miguel Vargas, que tienen 68.
Federico Antún Batlle, presidente del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC), tiene 66; al igual que Elías Wessin Chávez, y el expresidente y aspirante presidencial del PLD, Leonel Fernández, tiene 65 años.
Con 62 años le siguen Guillermo Moreno, de Alianza País, y Reinaldo Pared Pérez, presidente del Senado y aspirante por el PLD.
En el umbral de los cincuenta están Antonio Taveras, uno de los líderes de la joven organización “Bien Común”, con 59 años; Carlos Amarante Baret (PLD), 58; Andrés Navarro, exministro de Educación, y Víctor (Ito) Bisonó (PRSC), ambos 55, y el precandidato presidencial del PRM, Luis Abinader, tiene 51. En esa lista también están, aunque no han manifestado manera pública su deseo de aspirar, el ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo, con 58; y la vicepresidenta Margarita Cedeño, con 53 años.
Los jóvenes
Los dirigentes políticos que aspiran sustituir la actual generación y que están poniendo el rostro joven a la actividad política dominicana son, entre otros: Rafael Domínguez Trujillo (Ramfis), del Partido Institucional Demócrata (PDI), con 48 años; el alcalde de Santiago, Abel Martínez tiene 46 y con 43 años están igualados Milton Morrison y Carlos Peña, de País Posible y Generación de Servidores, respectivamente.
El alcalde del Distrito Nacional, David Collado, igualmente tiene 43 años y el más joven es el aspirante presidencial del PRM, el diputado Wellington Arnaud, con 42.
La iglesia
La Iglesia expresa que con la llegada del año 2019, “hemos entrado en un año preelectoral donde nueva vez viviremos las cruzadas de promesas de cambios o continuismos, con caras conocidas que provocarán la falta de dinamismo en la contienda electoral”.
La Iglesia llamó a los líderes políticos, funcionarios públicos, empresas privadas, organizaciones no gubernamentales, profesionales organizados e iglesias, para que “asumamos la tarea de vivir y educar de acuerdo a la ética y con los valores de la honestidad, equidad, verdad, trabajo, responsabilidad, respeto, solidaridad, fraternidad, justicia, hospitalidad y amor a la familia.
Reclama que el país no caiga “bajo la perversa hegemonía de antivalores, encarnados en hombres y mujeres sin principios éticos ni morales. Nuestro país merece un mejor porvenir y su destino está en nuestras manos”.