Los Warriors ganan a Minnesota y alcanzan las nueve victorias
Los Minnesota Timberwolves fueron testigos de cómo Golden State sumaba anoche su séptima victoria consecutiva y se consagraba como líder de la NBA con un balance de 9-1. Los Warriors encontraron en los de Thibodeau un hueso duro de roer durante los tres primeros cuartos, pero un enorme final de partido les permitió imponerse por un cómodo 116-99. Aunque los de Mineápolis tuvieron muy buenos tramos en el Oracle, no fue suficiente para dar la sorpresa.
Kevin Durant, con 33 puntos y 13 asistencias, fue el hombre más destacado de los de Steve Kerr, seguido de cerca por los 28 tantos, 9 rebotes y 7 asistencias de Stephen Curry, que tuvo una actuación menos llamativa de lo que acostumbra y no pasó del 4/12 en triples. Klay Thompson, por su parte, alcanzó los 22 puntos, 10 de ellos en el último y decisivo periodo, mientras que Draymond Green, que repartió 11 pases de canasta, se quedó a solo un punto y un rebote del triple-doble.
En los Wolves, Andrew Wiggins y Jimmy Butler se encargaron de liderar a los suyos con 22 y 21 puntos respectivamente, aunque este último lo hizo errando sus ocho lanzamientos desde el triple. Además, Karl-Anthony Towns encadenó su tercer doble-doble consecutivo tras sumar 13 tantos y 11 rebotes, y Josh Okogie fue el mejor de la segunda unidad tras convertir 15 puntos. La nota negativa la puso Derrick Rose, que, tras su famoso partido de los 50 puntos, no pudo jugar más de cuatro minutos debido a unas molestias en el tobillo.
Un final arrollador
Más allá de sus nueve victorias y los numerosos recitales de talento individual que han exhibido en este inicio de curso, si algo asusta de estos Golden State Warriors es que dan la sensación de no necesitar jugar al 100% para sumar triunfos. La calidad de su plantilla es tan inmensa que los puntos van llegando casi sin esfuerzo, y solo cuando la situación lo requiere parecen exprimirse al máximo. El encuentro de anoche fue un claro ejemplo de esto.
Finalizado el tercer periodo, los Timberwolves mandaban por 83-87, lo que hacía intuir un final de partido apretado. No obstante, encabezados por un Klay Thompson muy activo en el último cuarto, los de Oakland firmaron un parcial de 33-12 que acabó con las opciones de Minnesota de pelear siquiera por la victoria, dando una nueva muestra de lo aplastantes que pueden llegar a ser cuando lo necesitan.