Trump despide a Pruitt, el jefe de la agencia ambiental envuelto en escándalos
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció el jueves la salida de su gabinete de Scott Pruitt, el jefe del organismo federal para la protección del medio ambiente, envuelto en numerosos escándalos relacionados con su estilo de vida y el uso de fondos públicos.
«Acepté la renuncia de Scott Pruitt de su puesto como jefe de la Agencia de Protección Ambiental» (EPA por sus siglas en inglés), dijo Trump en un tuit, tras meses de especulaciones sobre el destino del funcionario.
«Dentro de la Agencia, Scott ha hecho un trabajo excelente y siempre le estaré agradecido por esto», agregó el mandatario sobre Pruitt, quien abolió todas las regulaciones medioambientales que pudo y fue uno de los más fervientes defensores del retiro de Estados Unidos del Acuerdo de París.
Sin precisar las razones de la partida de Pruitt, Trump dijo que el actual número dos de la EPA, el excabildero de la industria del carbón Andrew Wheeler, asumirá el lunes como jefe interino de la agencia.
«No tengo ninguna duda de que Andy continuará con nuestra agenda grandiosa y duradera en la EPA», tuiteó el presidente. «¡Hemos logrado un progreso tremendo y el futuro de la EPA es muy brillante!», agregó.
Pruitt, de 50 años y señalado de tener vínculos estrechos con la industria petrolera, ha sido objeto de múltiples investigaciones en los últimos meses, incluso del inspector general de la misma EPA, además de otras dos agencias federales y el Congreso.
Las acusaciones contra Pruitt son numerosas, pero tienen un denominador común: desde que asumió su cargo en febrero de 2017, Pruitt, exfiscal general de Oklahoma, parece haber utilizado su cargo para beneficiarse y favorecer a su familia, violando varias leyes federales y castigando a subordinados que objetaron su proceder o no demostraron la lealtad que esperaba de ellos.
– Entusiasta lugarteniente –
Todo comenzó con los excesivos gastos de viaje, en primera clase o en aviones alquilados a expensas del contribuyente, en contravía de las normas. Luego se descubrió el alto número de guardaespaldas a su servicio las 24 horas del día, incluso en el extranjero, por un costo que duplicaba el que sus predecesores destinaron a ese rubro.
Pruitt también tenía una cabina de teléfono segura en su oficina de Washington que costó 43.000 dólares, algo calificado de excesivo.
En sus gastos personales era más conservador: alquilaba un departamento vinculado a grupos de presión de la industria petrolera en un barrio caro de la capital por tan solo 50 dólares por noche, una suma que solo pagó las noches en que realmente durmió allí.
También encargó a los miembros de su personal tareas personales, como encontrarle otro apartamento, conseguirle entradas para eventos deportivos e intentar ayudar a su esposa a encontrar un trabajo.
Hasta ahora, Trump había apoyado a Pruitt, un entusiasta lugarteniente que defendió con firmeza su decisión de abandonar el acuerdo climático de París, elogiando su trabajo para hacer retroceder las regulaciones ambientales de la era de Obama que, según el presidente, obstaculizan el crecimiento económico.
Pero el tono pareció haber cambiado en las últimas semanas. El mes pasado, mientras alababa el «fantástico trabajo» de Pruitt en la EPA, el presidente admitió: «No estoy contento con ciertas cosas, seré sincero».
El martes, el portavoz de la Casa Blanca Hogan Gidley dijo que las crecientes cuestiones éticas que enfrenta Pruitt son «problemáticas» y dijo que «estas cosas también le importan al presidente y las está investigando»