Probamos el Volkswagen SEDRIC, el coche autónomo de nivel 5 que promete ser tu taxi del futuro
En medio de un bosque al norte de Alemania se sitúa la pista privada de carreras de Ehra-Lessien, la mayor del mundo y que el grupo Volkswagen usa para probar todos sus coches antes de lanzarlos al mercado.
Muy cerca tienen además un centro de investigación y desarrollo, por lo que pueden probar fácilmente sus prototipos y nuevos modelos en entornos reales. Y, cómo no, la zona está muy restringida. Al entrar me quitaron el móvil y me lo cambiaron por un boli y un papel.
Lo que iba a ser una visita para conocer algunas tecnologías y proyectos en los que está trabajando el fabricante alemán, acabó con un «tenemos una sorpresa», que no fue otra que una prueba del Volkswagen SEDRIC, el coche autónomo de nivel 5 que se presentó el año pasado y que justo ahora acaba de recibir luz verde para entrar en producción.
Ábrete, Sésamo
Todo empieza con un gesto muy común en nuestro día a día. Sacar el smartphone y pedir un taxi. Nos mostraron una interfaz que nos reconocieron inspirada en la de Uber y solicitamos que SEDRIC viniera a por nosotros. En la app aparece un mapa con un punto azul (nosotros) y aceptamos que venga a recogernos. También aparecía un precio estimado del trayecto, así que hasta aquí todo era normal.
La sensación de estar esperando y que venga un coche sin nadie al volante y que se detenga justo delante de ti es rara. Más todavía cuando en las puertas se iluminan unas letras que dicen «Hello!» e inmediatamente se abren para que pases. Mi primera reacción fue buscar dónde estaba la cámara oculta.
Es inevitable sentirte raro cuando viene a recogerte un coche sin conductor y se detiene justo delante de ti.
Una vez dentro, me coloco en el asiento trasero y me pongo el cinturón. A mi lado, entre los dos asientos posteriores, hay una tablet y varios botones: uno para detener el vehículo («Stop»), otro para llamar en caso de necesitar asistencia («Call») y otro para iniciar la marcha («Go»). En teoría, además de estos botones, podremos dar las órdenes pertinentes por voz.
Desde la tablet podemos seguir el recorrido a través de un mapa (en el que aparecen marcados en rojo los objetos que detectan los sensores y radares del vehículo, en este caso, conos), elegir qué música queremos que suene o ajustar la temperatura, entre otros. En la pantalla LED que tengo delante, justo encima de los otros dos asientos del vehículo, puedo ver en la parte superior la fecha y hora, la temperatura y la calidad del aire:
En teoría, aquí también se podrán ver películas o series, aunque en esta demo no nos enseñaron cómo funciona.
Como medida de seguridad, en la parte central del techo hay una cámara que registra todo lo que pase dentro del coche. Además, nos confirmaron que usarán tecnología de reconocimiento facial para saber quién es quién (algo importante también para detectar si el pasajero que está esperando fuera es quien debe entrar). No olvidemos que la idea inicial sobre la que parte SEDRIC (acrónimo de Self Driving Car) es la de un taxi autónomo con capacidad para cuatro personas.
Como en el carrusel de caballitos
Es imposible sentir miedo o respeto subido en un coche totalmente autónomo que circula por un circuito cerrado a una velocidad máxima de 30 kilómetros por hora. Es lo que habitualmente mi compañero Josep Camós y yo llamamos «una vuelta en los caballitos», haciendo referencia a los famosos carruseles que hay en las ferias.
No me sentí en ninguna película de ciencia ficción, pero el trayecto me hizo darme cuenta cómo esas tecnologías que poco a poco están introduciendo empresas como Tesla, Uber o cualquier fabricante de vehículos comerciales (desde un asistente para cambiar de carril pasando por un Autopilot o ayuda para estacionar solo hasta llegar a un freno automático de emergencia) se unen en este Beetle futurista para poner en marcha la idea de vehículo no tripulado.
No impresiona ni asusta montarse en este «Beetle futurista», y eso es bueno.
A nivel tecnológico nos confirmaron que monta exactamente la misma batería de 300 kilográmos de peso que lleva el e-Golf, la versión eléctrica del famoso turismo del fabricante. Por tanto, y sobre el papel, podría tener unos 300 kilómetros de autonomía, aunque no hay nada oficialmente anunciado.
Respecto al mapeo del entorno, incluye cámaras, sensores LIDAR 360 grados, radares de corta y larga distancia y sensores de ultrasonidos.
Volkswagen ha ido presentando diferentes versiones de SEDRIC. La estándar es la que nosotros probamos, aunque hay varias más: «Nighlife», pensada para quien coge un taxi para seguir de fiesta (incluye un micro con karaoke dentro), «Active», con una tabla de surf en el techo y enfocado para los que llevan una «vida activa», o el «School Bus», para sustituir al tradicional autobús escolar. Son diferentes modalidades de cómo ve Volkswagen el encaje de los coches autónomos en la vida real de las personas.
Después del flamante recorrido (prometemos que ningún cono sufrió daños), tocó bajarse y despedirse de esos ojos colocados en el frontal del coche que pretenden «humanizar» al vehículo, aunque también nos confirmaron que ese panel LED se aprovechará para introducir señales tanto para peatones como para otros vehículos (como un «pase» o la velocidad permitida en ese tramo), algo especialmente pensado para ese periodo de transición en el que supuestamente convivirán coches autónomos con coches conducidos por humanos.
«El único momento en el que me preocupé fue cuando vi que SEDRIC estaba goteando por debajo, cerca de las ruedas delanteras». Pregunté y me confirmaron que no me preocupara, que era agua del condensador del aire acondicionado. En cualquier caso, habrá que esperar como poco hasta 2025 para que uno de estos pequeños circule por las calles, aunque Volkswagen no ha dado una fecha de lanzamiento definitiva.
Fuente: César Muela Xataka