El nuevo intento de negociación del Brexit se acerca al colapso
La negociación entre Reino Unido y la Unión Europea para lograr un Brexit con acuerdo se acerca al colapso. Fuentes del Gobierno de Boris Johnson señalaron a la prensa británica este martes que las conversaciones con los Veintisiete «están a punto de colapsar» después de un infructuoso diálogo telefónico entre el primer ministro y la canciller alemana, Angela Merkel.
Según el relato de fuentes anónimas de Downing Street, la canciller habría advertido a Londres de que con el actual planteamiento británico el acuerdo es «básicamente imposible». El Gobierno alemán no confirmó la veracidad del relato y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, acusó a Londres de intentar descargar responsabilidades sobre los Veintisiete.
«Boris Johnson, lo que está en juego no es ganar un estúpido juego de culpas. En juego está el futuro de Europa y del Reino Unido, además de la seguridad y de los intereses de nuestros pueblos. No quieres un pacto, no quieres una extensión, no quieres revocar. Quo vadis?», espetó Tusk en un tuit. Los laboristas británicos también señalaron a Downing Street por intentar echar la culpa a los europeos.
.@BorisJohnson, what’s at stake is not winning some stupid blame game. At stake is the future of Europe and the UK as well as the security and interests of our people. You don’t want a deal, you don’t want an extension, you don’t want to revoke, quo vadis?
En paralelo, el equipo del primer ministro británico, Boris Johnson, ha lanzado una amenaza de represalias contra los países de la UE que apoyen la petición de otra prórroga para el Brexit que Downing Street tendrá que tramitar obligatoriamente en virtud de una ley aprobada en el Parlamento si no se alcanza un acuerdo entre Londres y Bruselas.
«Dejaremos muy claro, en público y en privado, que los países que tomen posición en contra de una nueva prórroga serán los primeros en la fila para una cooperación futura [con el Reino Unido], cooperación en asuntos fuera o dentro del margen de competencias de la UE. Los que respalden la prórroga, pasarán a ser los últimos de la fila. Apoyar esa nueva prórroga será considerado por este Gobierno como una injerencia hostil en nuestra política interna y más de la mitad del electorado estará de acuerdo con nosotros»·.
Este fragmento forma parte de una elaborada respuesta que el equipo de Johnson ha enviado al periodista James Forsyth, editor político de la revista The Spectator, ante una simple pregunta: ¿Cómo van las negociaciones? Esta revista es de lectura obligada para los políticos conservadores británicos y el principal bastión en la defensa del Brexit a toda costa. Forsyth ha decidido publicar la respuesta íntegra y revela una estrategia encarnizada de Downing Street para lograr la victoria final en su batalla contra la UE y el Parlamento.
El texto analiza pormenorizadamente las posiciones de todos los actores implicados en el juego y revela la estrategia de Johnson para salirse con la suya.
La posición de Irlanda
Lo que decida el primer ministro de Irlanda, Leo Varakdar, es fundamental para saber qué dirección tomarán los 27. El equipo de Johnson cree que el líder de Dublín ha hecho sus cálculos y ya no quiere negociar con Londres. «Antes de que se aprobara la Ley Benn [el mandato parlamentario a Johnson para que pida una nueva prórroga si no hay acuerdo], Varakdar quería negociar, porque sabía que las opciones eran un Brexit con o sin acuerdo. Desde la aprobación de la ley, ha enfriado su postura y durante la pasada semana los canales oficiales y extraoficiales entre Londres y Dublín se han cerrado. (…) Está claro que quiere apostar por un nuevo referéndum y que ha animado a Barnier a que se mantenga firme en el objetivo de que el Reino Unido no pueda abandonar la UE sin dejar atrás a Irlanda del Norte», dice el texto de la respuesta.
El futuro de un acuerdo
Downing Street deja claro en su respuesta que, si la última propuesta de Johnson a la UE es finalmente rechazada, no habrá otra nueva. El único modo de poder eliminar la amenaza del Partido del Brexit, del ultranacionalista Nigel Farage, será acudir a unas nuevas elecciones con el lema «no más retrasos. Brexit de inmediato», dicen. «Pensaron [en Bruselas] que si Theresa May abandonaba el Gobierno, el Brexit sería más suave. Da la impresión de que no han entendido nada de su error».
El mandato parlamentario
El Gobierno de Johnson sabe que tendrá que enviar la carta a Bruselas con la petición de una nueva prórroga, porque el mandato aprobado por una mayoría de diputados en Westminster tiene fuerza de ley. Pero ya planea dilatar el tiempo con un recurso a los tribunales. Y, en cualquier caso, como se desprende de la carta, maniobrarán para que los 27 desconfíen de la petición. «Estableceremos claramente que este Gobierno no seguirá negociando, con lo que cualquier prórroga será inútil. Se piensan que si nos dan más tiempo seguiremos presentando nuevas propuestas. No será así. O nos vamos el 31 de octubre sin un acuerdo, o habrá nuevas elecciones y nos iremos definitivamente sin acuerdo», escriben.
En el caso de que Bruselas quiera saber cuál es el objetivo último de un nuevo retraso, el equipo de Johnson advierte de que dejarán claro que no es lo que ellos quieren, que es lo que pide el Parlamento. «Nos lavaremos las manos, no nos implicaremos en nuevas negociaciones, no tendremos una actitud de cooperación y todo lo que tenga que ver con el principio de «deber de sincera cooperación acabará en el retrete», afirma el texto con crudeza.
Forsyth advierte que el texto procede de una de las personas dentro del equipo de Johnson: el consenso general es que lleva la firma de Dominic Cummings, el estratega político responsable de la campaña del Brexit en 2016 y principal asesor del primer ministro en la actualidad. Muchos en el Gobierno y en el Partido Conservador comienzan a recelar de sus tácticas agresivas, pero hasta ahora ha demostrado capacidad para imponer su criterio en las decisiones de Johnson.
Queda una larga semana por delante y la crisis del Brexit ha demostrado su capacidad de dar giros y quiebros insospechados. El documento aportado a la opinión pública por el periodista tiene por eso un inmenso valor, porque revela de un modo diáfano el juego de segundas intenciones que se oculta detrás de las declaraciones oficiales de buena voluntad.