El Gobierno de Trump asegura que tres dirigentes chavistas habían aceptado su caída y que el presidente tenía preparado un vuelo para marcharse, pero Moscú le disuadió
Al Hecho. | Estados Unidos sembró este martes dudas sobre la cúpula chavista. El consejero de Seguridad Nacional, John Bolton, aseguró que tres piezas clave del régimen chavista —el ministro de Defensa, Vladimir Padrino; el presidente del Supremo, Mikael Moreno, y el general de la Guardia Nacional Rafael Hernández Dala— habían asumido, en conversaciones con la oposición previa a la operación de la madrugada del martes, que Nicolás Maduro debía abandonar el poder de forma pacífica. En un mensaje que puede ser una revelación de conversaciones desconocidas hasta ahora, o parte de la guerra psicológica contra el régimen, Bolton emplazó a estos dirigentes a “cumplir sus compromisos” y abandonar a Maduro. Por la noche, el secretario de Estado, Mike Pompeo, aseguró en la televisión que Maduro tenía preparada su huida, pero Moscú le disuadió. «Hace tiempo que nadie ha visto a Maduro, él tenía un avión listo para marcharse esta mañana y los rusos le indicaron que se quedase», dijo en la CNN el jefe de la diplomacia.
Minutos antes, Donald Trump advirtió al régimen cubano —que EE UU también considera clave en el mantenimiento de Maduro en el poder— de que si «las tropas y milicias» no cesaban sus operaciones en el país caribeño, aplicarían un «embargo completo» sobre la isla.
Bolton, un veterano halcón de Washington, se dirigió a la prensa desde los jardines de la Casa Blanca pocas horas después de que el presidente de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó, reconocido como presidente del país por Estados Unidos y medio centenar de países, lanzara toda una ofensiva contra Maduro. Con ayuda de miembros de las Fuerzas Armadas, liberó al político opositor Leopoldo López, que se encontraba bajo arresto domiciliario, y marchó con él por la ciudad jaleado por disidentes.
«Lo que ha pasado hoy [este martes] no es un golpe de Estado», recalcó el consejero de Seguridad Nacional, argumentando que Guaidó es el mandatario legítimo de Venezuela y sus órdenes, por tanto, equivalen a las que el presidente Donald Trump pueda dar al Ejército de Estados Unidos. La diferencia es que el líder chavista sigue en el poder efectivo del país, a pesar de que Guaidó juró su cargo el pasado enero, y el Ejército ha cerrado filas en torno a Maduro. Por eso resulta tan relevante la afirmación del alto cargo estadounidense sobre los citados tres dirigentes.
Bolton señaló que Padrino, Moreno y Hernández Dala «han estado de acuerdo con que Maduro tiene que marcharse» y confió en que «cumplan sus compromisos». «Esperemos que los cubanos les dejen hacer lo que deben», añadió, en referencia a la presencia de los servicios de inteligencia castristas en el Ejército venezolano, que EE UU considera clave en el control de Maduro sobre los militares. Acto seguido, en Twitter, el funcionario estadounidense insistió a estos altos cargos del régimen en que aceptaran la amnistía ofrecida por Guaidó. «Protejan la Constitución, quiten a Maduro y les sacaremos de la lista de sanciones. Quédense con Maduro y se hundirán con el barco».
La Fuerza Armada «se mantiene firme en defensa de la Constitución Nacional y sus autoridades legítimas», señaló Padrino en Twitter. «Rechazamos este movimiento golpista que pretende llenar de violencia al país. Los seudolíderes políticos que se han colocado al frente de este movimiento subversivo, han empleado tropas y policías con armas de guerra en una vía pública de la ciudad para crear zozobra y terror», afirmó en un tuit posterior.
La amenaza, sin embargo, no pareció surtir efecto. Con el paso de las horas, Leopoldo López y su familia acabaron refugiados en la Embajada de Chile en Caracas hasta que, en la noche, se han trasladado a la Embajada española, según ha asegurado el ministro chileno de Exteriores, Roberto Ampuero. Bolton alertó a Maduro contra el uso de la fuerza contra la población civil. «Sería un gran error», resaltó, para añadir el mensaje que siempre repite Washington respecto a una posible intervención militar por parte de EE UU: «Todas las opciones están sobre la mesa».