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Así fue ‘hackeada’ la cúpula de la justicia brasileña

Al Hecho. | Piratear a la cúpula de Brasil, buscar activamente a los fiscales encargados del mayor caso de corrupción de la historia reciente del país y enviar lo encontrado a un periodista de postín. Todo esto parece una tarea sencilla según el testimonio de Walter Delgatti Neto, de 30 años. Delgatti es uno de los arrestados en la Operación Spoofing, que este martes culminó con la detención de cuatro sospechosos de entrar en los teléfonos móviles de varias autoridades. En su declaración a la Policía Federal, Delgatti contó el camino que le llevó del pirateo de un fiscal de su ciudad, Araraquara, a la cuenta de Telegram del fiscal federal Deltan Dallagnol, de la Operación Lava Jato. Delgatti dice haber accedido incluso a los datos de la expresidenta Dilma Rousseff para llegar a la exdiputada Manuela D’Ávila (PCdoB, Partido Comunista de Brasil), quien finalmente hizo de contacto con Glenn Greenwald, fundador del sitio The Intercept. También dijo haberle ofrecido al periodista, de forma gratuita y anónima, el material que la web finalmente publicó.

En su testimonio, obtenido por GloboNews, hay dos momentos en los que se le pregunta al sospechoso acerca de una posible relación con terceros, cuyos nombres (o nombre, ya que ambas veces el comisario puede haberse referido a la misma persona) aparecen tachados en el documento. La investigación está bajo secreto de sumario. En el primer fragmento, le preguntan a Delgatti Neto si conoce a esa determinada persona y él se reserva el derecho a permanecer en silencio. Lo mismo hizo cuando se le preguntó si compró dólares a petición de determinada persona. La Policía Federal también investiga la posible implicación de más de seis personas, cuyos nombres aparecen vinculados a las cuentas utilizadas en el espionaje al teléfono del exfiscal y hoy ministro de Justicia de Brasil, Sergio Moro. No hay pruebas de la participación de dichas personas en el caso.

El sospechoso, que dice ser un hacker «autodidacta», relató a la Policía el paso a paso que lo llegó al fiscal Dallagnol: el primer pirateado fue Marcel Zanin Bombardi, fiscal de la ciudad de Araraquara, que ya lo había denunciado en un caso de tráfico de drogas. Luego, mediante la agenda de contactos del Telegram del fiscal, llegó a otro fiscal superior, de quien dijo no acordarse el nombre. Ahí encontró una mina de oro: una lista inmensa de integrantes del Ministerio Público Federal en un grupo llamado Valoriza MPF, donde fiscales de todo el país hablan de asuntos de carrera, especialmente de remuneraciones y beneficios. En los contactos de uno de ellos encontró el número de Kim Kataguiri, diputado del partido Demócratas (DEM), que fue la llave para llegar al Tribunal Constitucional, por medio de Alexandre de Moraes. Moraes, a su vez, fue el canal hasta el exfiscal Rodrigo Janot, y fue Janot el eslabón final a los fiscales de Curitiba, entre ellos Dallagnol.

Todo eso, cuenta el sospechoso detenido, sucedió entre marzo y mayo de 2019. Después de recabar la información de Telegram del Lava Jato, Delgatti dijo haber trazado un plan para llegar a The Intercept, convencido de que estaba ante «actos ilícitos». Lo que le atrajo del medio digital de Greenwald fue, según él, cómo actuó su fundador en el caso Snowden, que reveló el espionaje que realiza el Gobierno estadounidense de sus propios ciudadanos.

El camino hasta el periodista de The Intercept también fue tortuoso, de acuerdo con el testimonio. Delgatti dijo no acordarse de cómo logró entrar en el Telegram del exgobernador de Río de Janeiro, Luiz Fernando Pezão. Fue en la agenda de Pezão donde llegó al número de la expresidenta Dilma Rousseff. Entrando en la agenda del Telegram de Rousseff, Delgatti llegó al Telegram de la exdiputada federal Manuela D’Ávila (PCdoB).

Delgatti dijo a la Policía que, la mañana del Día de la Madre de 2019 en Brasil (el 12 de mayo), se puso en contacto con Manuela D’Ávila para informarle sobre los datos que tenía y pedirle el contacto del periodista Glenn Greenwald. Al principio, dice él, Manuela dudó de sus palabras. Delgatti envió entonces a la exdiputada una grabación de una conversación entre fiscales de la Lava Jato. Al cabo de diez minutos, afirmó haber recibido un mensaje de Greenwald mediante Telegram, en el que decía que estaba interesado en el material. Delgatti asegura, además, que jamás reveló su identidad y que no cobró nada por el material que envió.

Greenwald, que hasta ahora había extremado la discreción sobre con quién y cómo obtuvo los archivos, contó el viernes algunos detalles de su relación con la fuente. Antes incluso de hacerse público el testimonio de Delgatti, el periodista dijo que nunca vio a su fuente y afirmó que todo el contacto fue virtual. El periodista cuenta que, cuando le preguntó a la fuente por la noticia reciente de que el móvil del ministro Moro había sido hackeado, esta respondió con evasivas. “Accedimos a Telegram [donde estaba el chat privado de Moro y los fiscales] con la finalidad de sacar las conversaciones y hacer justicia, para darle al pueblo la verdad”, le dijo la fuente al periodista.

La diputada Manuela D’Ávila confirmó, al menos en parte, las declaraciones de Delgatti. Dijo que un anónimo, que quería el contacto de Greenwald y decía tener material sobre unos delitos cometidos por algunas autoridades, entró en su móvil. La exdiputada no citó el audio que Delgatti dijo haberle enviado y afirmó que fue ella misma quien le pasó el contacto del periodista de The Intercept a dicho anónimo. “Desconozco, por lo tanto, la identidad de la persona que entró en mi móvil, y desde este momento me pongo totalmente a disposición para ayudar a esclarecer los hechos que se están investigando. Por eso, estoy orientado a mis abogados a que procedan a entregarle inmediatamente a la Policía Federal las copias de los mensajes que recibí mediante la aplicación Telegram, así como a que formalmente informen, a quien por derecho corresponda, que estoy a disposición para dar todas las explicaciones sobre lo sucedido y para presentar mi teléfono móvil para un análisis pericial”, dijo.

Delgatti era, hasta su detención, afiliado el DEM; el partido lo ha expulsado esta semana. El mismo momento en que dijo que robaba datos de la cúpula de la república, el hacker “autodidacta” publicó tuits políticos. Después de permanecer inactivo en Twitter entre 2011 y mayo de 2019, volvió a manifestarse semanas antes de que The Intercept empezara a publicar la serie de filtraciones: “Su cinismo me da asco”, dijo, en respuesta a Sergio Moro. La Policía dijo tener algunas reservas sobre el testimonio de Delgatti. Él negó, por ejemplo, haber pirateado al ministro de Economía, Paulo Guedes, pero la Policía asegura haber visto un ordenador de su casa entrando en la cuenta de Guedes en el momento de la detención. El viernes, la justicia prorrogó cinco días más la prisión de Delgatti y de los otros tres sospechosos.

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