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Sorpresa en Roma, el Barcelona queda eliminado de la Champions League

El Barcelona entendió que efectivamente la Champions está embrujada cuando Dzeko aprovechó en el minuto 6 una excelente asistencia de De Rossi y un error de marcaje de Alba -perdió la marca-para conseguir el primer gol de la noche. Era pronto para hablar de milagro romano, pero los italianos se habían ganado el derecho de empezar a soñar.

El Barça cayó en el desasosiego y la Roma insistía en su presión altísima. Umtiti, apático; Piqué, impreciso; Ter Stegen -a quien tanto queremos-, nervioso, como en cierto modo todo el equipo: insólitas grietas en la sociedad Busquets-Iniesta. La afición local gritaba y cantaba como quien cree que le va a ser concedido lo que espera. En la Roma destacaba Dzeko, el autor del gol, que a sus 32 años está realizando una temporada extraordinaria. Los de Di Francesco, envalentonados, eran capaces de encerrar al Barça, miedoso, en el último tercio de su campo y atosigarle con ataques continuados. Lo único bueno para los azulgrana, sin circulación de balón y sin ocupar bien los espacios, era que el tiempo pasaba.

Schick tuvo el 2 a 0 en la cabeza, y en el metro largo de espacio que Piqué le dejó para que rematara a placer, pero falló. Un Barça sin personalidad, desdibujado, temía más lo que podía pasar que lo que pasaba, pero cada vez le pasaban más cosas, y todas malas. Se masticaba la tragedia catalana.

También de cabeza, Dzeko pudo marcar el segundo, pero Ter Stegen puso una mano providencial. Pobrísima imagen del Barça, plenamente instalado en su habitual pájara a estas alturas de la temporada. Lo que nunca sucede sucedió ayer a noche, y es que la afición contraria pitara por perder el tiempo a un portero del Barcelona. Tampoco es que la Roma hiciera gran cosa, ni que desplegara un talento inusitado, pero fue un alivio llegar al descanso.

En la segunda mitad persistió la densa niebla azulgrana, sólo matizada por una creciente presión alta que poco a poco parecía dar algún resultado, ni que sólo fuera que cayeran los minutos sin ver peligrar su portería. Pero lo que no tenía que pasar, pasó, y Piqué le hizo un claro penalti a Dzeko que transformó de Rossi. Incomprensible que el árbitro no expulsara al central azulgrana. Y en fin, la Roma merecía lo que tenía y el Barça también. Examen para Valverde y para su equipo, que siguió igual de disperso. Sólo Messi era capaz de hacer algo que tuviera algún sentido, aunque para qué nos vamos a engañar, sin demasiada fortuna.

El primer aviso romano, de Nainggolan, aunque Ter Stegen respondió bien. El Barcelona, sometido. Di Francesco dio entrada a El Sharaawy y Ünder, su joven goleador turco, el primer fichaje de la era Monchi en la Roma. Messi en el 73 remató a puerta. Era el segundo remate a pauerta del Barça en todo el partido: no se puede ir por Europa con este balance ofensivo. El segundo aviso de la Roma fue un remate a bocajarro de El Sharaawy que rechazó prodigiosamente Ter Stegen. Valverde, inexplicable, sustituyó a Iniesta por André Gomes, y el gafe de este chico se materializó en el tercer gol local, obra de Manolas, que fue exactamente lo que el Barça merecía. Clamoroso error de marcaje de Semedo.

El Barça explicó minuciosamente ayer en Roma por qué no merece ganar la Champions, con este deshacerse tan suyo, y tan lamentable, cuando se acerca el momento decisivo de la temporada. Penosa actuación, deplorable imagen, los campeones juegan a otra cosa y responden con mucho más honor y mucha más calidad, a los retos que verdaderamente importan.

Vía | abc.es

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