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Los Warriors completan la barrida y se meten en sus quintas Finales NBA consecutivas

Al Hecho. | Tendrá que ser, como muchas veces sucede, el paso del tiempo el que otorgue valor absoluto a estos . No tanto porque ahora no se admire suficientemente su logro de meterse en unas quintas Finales de la NBA, sino porque la repetición de esta hazaña ha normalizado un hecho que para nada es común, habitual. Estos  son uno de los mejores equipos de siempre, con o sin Kevin Durant, lo que les da un valor añadido. Han sabido volver a sus orígenes, ser los de 2015 y arrasar a Portland para poner el 4-0 en las Finales del Oeste. Suma y sigue. Lo certificaron este lunes, 117-119 en el Moda Center tras una prórroga.

Más sufrido de lo que pudiera parecer

Han barrido a los , pero no les han arrasado. Puede sonar contradictorio decir esto con 4-0 pero lo cierto es que Portland ha tosido a los Warriors en el segundo partido, en el tercero y en el cuarto. Han hecho todo lo que han podido los de Oregón— su estrella Damian Lillard con la costilla separada—y casi nada se les puede pedir. Hubieran merecido que las Finales de Oeste terminaran 4-1 o 4-2, pero no por ello ahora tienen menos honra. Y en el deporte, a veces, las cosas no se merecen. Suceden. Los Warriors, eso sí, merecen las Finales.

Y a ellas acceden tras un ejercicio de sufrimiento, pero con  y  al volante. Ambos, triple-doble ayer este lunes, para convertirse en la primera pareja de siempre de un mismo equipo en sumar un triple-doble en un mismo partido de los playoffs. Curry, 37 puntos, 13 rebotes y 11 asistencias, segundo triple-doble para él en una post temporada, tras el logrado en las Finales de la NBA 2017. Para Green, octavo triple-doble en los playoffs, más que todo el resto de jugadores juntos de la historia de los Warriors. Firmó 18 tantos, 14 capturas y 11 pases de canasta. ¿Quién para esto?

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Pues lo intentó frenar Portland, que volvió a tener una máxima amplia—de 17 puntos— pero que no se fue al descanso exageradamente por delante (69-65), aunque que sí que entró en el último cuarto con una distancia suficiente como para considerar que esta vez sí, que sus primeras Finales de Oeste desde 2000 no terminarían con 4-0 en contra (95-87). Pero los Warriors querían nadar y guardar la ropa, irse pronto a descansar, tener asueto por delante, ya que las Finales NBA arrancan el jueves 30 de mayo. Anularon en ataque al rival y un parcial de 16-24 condujo el duelo a la prórroga (111-111).

Buena muestra de lo encorsetado que iba a estar el partido en los instantes últimos fue el hecho de que ese marcador se mantuvo casi durante los dos minutos finales. Con 1:59 para la conclusión, Meyers Leonard (30 puntos) acertaba un triple para el 111-108. Contestó Klay Thompson diez segundos después para el 111-111. Y de ahí, imprecisiones, fallos y prórroga. En el tiempo extra, la misma tónica. Un 7-9 para los Warriors fue suficiente. Los puntos caían de manera rácana. Kevon Looney abrió la lata al primer minuto, Evan Turner tardó otro más en poner el 113-113. Un tiro libre de Green tuvo la respuesta en una canasta de C.J. McCollum para el 115-114. Y entonces un parcial de 0-5 para Golden State fue suficiente. Canasta de Alfonzo McKinnie, titular ante la ausencia de Andre Iguodala, y un triple demoledor de Green, cuando toda la defensa de los Blazers ponía los ojos en Curry. Lillard acoró diferencias con una rápida canasta a tablero y los Blazers, 117-119, tuvieron en su líder la opción de ganar con un triple final que no hizo diana. Se lo jugaron todo los locales a un tiro desde el perímetro. No querían prórroga. No la tuvieron, con el triple de Lillard, escorado, forzado y bien defendido, que se quedó corto. Como corto es un 0 en el casillero de los Blazers en estas Finales. Pero Golden State no hace concesiones. Lleva así, con algunas excepciones puntuales como la de 2016, desde hace un lustro largo.

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