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La NBA defiende la libertad de expresión mientras tiende la mano a China

Al Hecho. | La bola se ha hecho enorme. Daryl Morey la echó a rodar cuesta abajo (sin intención) y ahora frenarla parece una tarea casi imposible pese al empeño de la NBA por voz de su Comisionado, Adam Silver. China se ha enfadado, y mucho. El general manager de Houston Rockets mostró su apoyo a Hong Kong en el conflicto que mantiene con China. Fue una opinión personal, por supuesto, pero el hecho de que forme parte de la NBA ha provocado un sinfín de consecuencias que atañen en primer lugar a la franquicia de Texas y, por ende, la NBA.

Ruptura de acuerdos, marcas que dan la espalda al equipo y a la competición norteamericana, problemas con las compañías que tienen los derechos televisivos en el país asiático… Ni el hecho de que Yao Ming sea el presidente de la Asociación China de Baloncesto ha ayudado (han roto relaciones con Houston). Es un desastre, ya que se trata de uno de los principales socios comerciales de la NBA. Hasta ahí todos están de acuerdo, pero… ¿cuál debe ser la postura oficial de la NBA ante esto?

Viendo como el problema se iba haciendo cada vez mayor, la NBA sacó un escueto comunicado en el que calificó de lamentable lo ocurrido en referencia a la ofensa que habían sentido en China; la cuestión es que para algunos ello significaba que en cierto modo se disculpaban o que no apoyaban a Daryl Morey. Por supuesto no era así, pero de igual modo Adam Silver dijo poco después lo siguiente: “Quiero dejar claro que apoyamos a Daryl Morey en su capacidad de poder ejercer su derecho a la libertad de expresión“. ¿Tema cerrado? No. Silver, quien admite ya consecuencias económicas para la competición, ha emitido un comunicado oficial con el que ha puntualizado y detallado la postura de la NBA ante esta situación. Por un lado espera poder recuperar la anterior relación con China. Por otro, deja claro que nunca intervendrá en lo que opinen o digan quienes componen la NBA.

“Reconozco que nuestra declaración inicial dejó a la gente enfadada, confundida o dudosa sobre quiénes somos o qué representa la NBA. Durante las tres últimas décadas la NBA ha desarrollado una gran afinidad con el pueblo de China. Hemos visto como el baloncesto puede ser muy importante para que la gente de Estados Unidos y China profundicen los lazos mutuos. A su vez, reconocemos que nuestros países tienen diferentes sistemas políticos y creencias. Y como otras marcas globales, llevamos nuestro negocio a diferentes partes del mundo. Pero apara aquellos que lo cuestionan, esto es mucho más que hacer crecer nuestro negocio”, explica antes de hablar de los valores de la NBA.

“Valores como la igualdad, el respeto o la libertad llevan definiendo mucho tiempo a la NBA, y así continuará haciéndolo. Como una competición que opera globalmente, entre nuestras mayores contribuciones está el desarrollar estos valores. En efecto, una de las señas más duraderas de la NBA es nuestra diversidad (puntos de vista, personalidades, etnias, religiones, géneros…). El 25% de los jugadores nacieron fuera de Estados Unidos y nuestros empleados trabajan en muchas partes del mundo incluyendo Beijing, Hong Kong, Shangai y Taipei. Con esta diversidad tenemos la creencia de que sean cuales sean nuestras diferencias, respetamos los valores de los otros, y tenemos el convencimiento de que –incluyendo el que creemos en el poder del deporte para unir–, podemos permanecer sobre unos principios básicos”.

Por último, aclara que la competición nunca tratará de dirigir o frenar las opiniones de quienes forman parte de ella. “Es inevitable que la gente que compone el mundo –incluyendo a Estados Unidos y China– tenga diferentes puntos de vista sobre diversos problemas. Pero no es el papel de la NBA adjudicar estos pensamientos. La NBA no se pondrá en la posición de regular lo que los jugadores, empleados y dueños de equipos dicen o no dicen sobre estos temas. Simplemente no podríamos hacer las cosas de esa manera. El baloncesto se siente en los corazones y en las mentes de nuestros pueblos. A la vez que hay divisiones más profundas entre naciones, creemos que el deporte puede ser una fuerza unificadora que nos haga concentrarnos en lo que tenemos en común como seres humanos por encima de nuestras diferencias”, concluye.

Kerr, pasa palabra

A la vez que Silver aboga porque todos puedan expresarse con libertad, parece que el tema de China es algo así como tabú. Un ejemplo de ello es lo ocurrido con Steve Kerr. El entrenador de Golden State Warriors, quien rara vez rehuye el comentar algún asunto político (todos conocemos su animadversión por Donald Trump), ha preferido no entrar en la opinión que le despierta lo que ocurre en el país asiático y las consecuencias de las palabras de Morey.

“Es una historia compleja y muchos de nosotros no sabemos qué hacer con ello. Es algo sobre lo que estoy leyendo como todos, pero no voy a comentar más allá de eso. He descubierto que es fácil hablar sobre temas que me apasionan y que siento que estoy bien versado, y que hay otros en los que tiene más sentido atenerse porque no tengo ese conocimiento. Mi cuñado es profesor de historia china y le he enviado un correo electrónico para que me cuente qué debería saber sobre todo esto y qué está ocurriendo. Estoy intentando informarme como todos”, señala a los medios.

Lo cierto es que ninguna postura es sencilla. La NBA no quiere que su vinculación con China desaparezca, ya que es consciente de que es un mercado único para ellos, y en el que han echado grandes raíces. Pero por otro lado, condenar cualquier opinión hecha por una persona sería un precedente ya no peligroso, sino que como bien aclara Adam Silver iría contra los valores que promulgan. No queda otra que aguantar el temporal.

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